LOS ALIMENTOS, EL AYUNO Y EL DESARROLLO PSÍQUICO
LOS ALIMENTOS, EL AYUNO Y EL DESARROLLO PSÍQUICO
Cuando tan escrupulosos investigadores como el doctor Lindlahr reconocen que deben ir a buscar fuentes de la energía vital, fuera del cuerpo, ¿no es tiempo ya de que todos reconozcamos la existencia de una fuerza omnipresente que anima al cuerpo y se sirve de él como de un medio? No es posible detenernos aquí en el estudio de la alimentación y la dietética. El estudio de los alimentos y sus efectos sobre la vida constituye una ciencia específica.
Sólo nos limitaremos a decir que los diferentes alimentos determinan la aparición de diferentes condiciones en el organismo, supliendo algunos mayor energía que otros, hecho éste que depende, sin duda alguna, de la forma en que atraigan o rechacen la energía vital cósmica por el cuerpo astral.
Es probable que las cargas negativas y positivas de los alimentos actúen, en alguna forma desconocida, sobre el cuerpo astral. El cuerpo físico es elaborado por medio de los alimentos ingeridos debido a que los alimentos materiales básicos que constituyen a os alimentos y la carne son los mismos; pero la energía sólo se manifiesta dentro y por medio del ser astral.
“Existe una doctrina oculta con respecto a los alimentos”, dice Carrigton. “y es ella que una dieta vegetariana tiende a reducir las moléculas protoplásmaticas, tomándolas más sensibles a las longitudes de ondas cortas. Lo cual no es sino natural decimos que una barra de hierro está ‘imantada’ cuando todas las moléculas que la componen se hallan, por así decirlo, ‘apuntando’ en la misma dirección.
“si se aplica a un imán de este tipo un fuerte martillazo o se lo calienta al rojo esperando luego que se enfríe nuevamente, se comprobará que pierde su facultad de atracción. ¿Qué sucede en este caso? Probablemente que las moléculas de hierro, uniformemente orientadas en un principio, ‘apuntan’ ahora en diferentes direcciones, de modo al que la energía que antes obraba a lo largo de la barra de hierro en una ininterrumpida y armoniosa corriente, se ha diseminado ahora, orientándose en mil sentidos distintos. El hierro habrá dejado de ser, consecutivamente, un imán.
“Es posible que en el cuerpo ocurra algo similar y que sus moléculas permitan, siempre que se hallen en perfecta armonía y actúen al unísono, el ingreso al cuerpo de las fuerzas energéticas que de otro modo no podrían ser asimiladas. Todo lo cual no es sino una simple hipótesis que sólo damos a titulo ilustrativo”.
Dice Prescott F. Hall en un artículo sumamente interesante publicado en la revista de la Sociedad americana de Investigaciones Psiquicas:
“Las dietas vegetales tienden a aflojar la materia vibratoria del cuerpo astral; las verduras, las frutas y las pasas de ciruelas capacitan a la sangre para atraer la energía espiritual. También las zanahorias son beneficiosas. Las nueces, y en especial los maníes, son perjudiciales particularmente si se los ingiere poco antes del momento de disponerse a efectuar una evolución psíquica, debido a que tienden a tornar la atmósfera de sujeto de un solo color. Los huevos crudos son propicios. También los líquidos favorecen el desarrollo… el ayuno suele contribuir a la liberación del cuerpo astral.”
Como se advertirá, este autor afirma que los líquidos favorecen el desarrollo; pero nada nos dice acerca de la forma en que actúan o del tipo de desarrollo que favorecen. En lo que respecta al proceso de la proyección astral debo dejar aclarado que la clase adecuada de alimentos, no me es ajeno el hecho de que, con esta afirmación, provocare las iras de más de un espiritualista partidario de las curas mentales y de la Christian Science, cuyo lema es “dejemos los alimentos a un lado que la mente se ocupará de ello.”
Si bien no puede dudarse de la posibilidad de la cura por el espíritu, no es menos cierto que resulta ridículo ignorar el problema de la alimentación. Los alimentos son tan necesarios como el aire. ¡Porque no dejar de respirar y dejar que la mente se ocupe de ello? El problema es éste: Los adeptos. A esta doctrina ¿comen o no? Y si comen ¿para qué? Ellos responderán que comen porque es necesario para mantener la vida física, pero que es absolutamente indiferente lo que coman, ya sea que se llame “comida” o no.
Pues bien: si es necesario comer, no se ve qué no ha de comerse lo adecuado. Me pregunto si los adeptos a la cura por el espíritu serán capaces de comer basuras y convertirlas, por medio de su mente, en sustancias nutritivas para su cuerpo. Ellos contestarán:
“Las basuras no son alimentos”. ¡Pero cuántas de las cosas que comemos diariamente son apenas más que basuras! Se ignora generalmente, por ejemplo, - aunque muchos investigadores lo han demostrado – que gran parte del “puro trigo” que se vende en América no es sino tusas de maíz molido. Las mezclas que se hacen pasar por “puro trigo” contienen a veces hasta tres partes de los desechos que los cerdos se niegan a comer. Tanto el doctor Ward cómo otros investigadores han comprobado fehacientemente este hecho.
Si es cierto que puede dejarse librado al espíritu el problema de la alimentación, ¿por qué no dejar también al espíritu que el mismo se alimente? El problema es perfectamente simple: si es necesario comer, es necesario también comer los elementos alimenticios adecuados. La alimentación, la respiración y el sueño son leyes naturales. No podemos descuidar ninguna de ellas sin sufrir las consecuencias, por lo menos durante la vida terrena.
Del Maestro Pachofire. marzo 2003.
Cuando tan escrupulosos investigadores como el doctor Lindlahr reconocen que deben ir a buscar fuentes de la energía vital, fuera del cuerpo, ¿no es tiempo ya de que todos reconozcamos la existencia de una fuerza omnipresente que anima al cuerpo y se sirve de él como de un medio? No es posible detenernos aquí en el estudio de la alimentación y la dietética. El estudio de los alimentos y sus efectos sobre la vida constituye una ciencia específica.
Sólo nos limitaremos a decir que los diferentes alimentos determinan la aparición de diferentes condiciones en el organismo, supliendo algunos mayor energía que otros, hecho éste que depende, sin duda alguna, de la forma en que atraigan o rechacen la energía vital cósmica por el cuerpo astral.
Es probable que las cargas negativas y positivas de los alimentos actúen, en alguna forma desconocida, sobre el cuerpo astral. El cuerpo físico es elaborado por medio de los alimentos ingeridos debido a que los alimentos materiales básicos que constituyen a os alimentos y la carne son los mismos; pero la energía sólo se manifiesta dentro y por medio del ser astral.
“Existe una doctrina oculta con respecto a los alimentos”, dice Carrigton. “y es ella que una dieta vegetariana tiende a reducir las moléculas protoplásmaticas, tomándolas más sensibles a las longitudes de ondas cortas. Lo cual no es sino natural decimos que una barra de hierro está ‘imantada’ cuando todas las moléculas que la componen se hallan, por así decirlo, ‘apuntando’ en la misma dirección.
“si se aplica a un imán de este tipo un fuerte martillazo o se lo calienta al rojo esperando luego que se enfríe nuevamente, se comprobará que pierde su facultad de atracción. ¿Qué sucede en este caso? Probablemente que las moléculas de hierro, uniformemente orientadas en un principio, ‘apuntan’ ahora en diferentes direcciones, de modo al que la energía que antes obraba a lo largo de la barra de hierro en una ininterrumpida y armoniosa corriente, se ha diseminado ahora, orientándose en mil sentidos distintos. El hierro habrá dejado de ser, consecutivamente, un imán.
“Es posible que en el cuerpo ocurra algo similar y que sus moléculas permitan, siempre que se hallen en perfecta armonía y actúen al unísono, el ingreso al cuerpo de las fuerzas energéticas que de otro modo no podrían ser asimiladas. Todo lo cual no es sino una simple hipótesis que sólo damos a titulo ilustrativo”.
Dice Prescott F. Hall en un artículo sumamente interesante publicado en la revista de la Sociedad americana de Investigaciones Psiquicas:
“Las dietas vegetales tienden a aflojar la materia vibratoria del cuerpo astral; las verduras, las frutas y las pasas de ciruelas capacitan a la sangre para atraer la energía espiritual. También las zanahorias son beneficiosas. Las nueces, y en especial los maníes, son perjudiciales particularmente si se los ingiere poco antes del momento de disponerse a efectuar una evolución psíquica, debido a que tienden a tornar la atmósfera de sujeto de un solo color. Los huevos crudos son propicios. También los líquidos favorecen el desarrollo… el ayuno suele contribuir a la liberación del cuerpo astral.”
Como se advertirá, este autor afirma que los líquidos favorecen el desarrollo; pero nada nos dice acerca de la forma en que actúan o del tipo de desarrollo que favorecen. En lo que respecta al proceso de la proyección astral debo dejar aclarado que la clase adecuada de alimentos, no me es ajeno el hecho de que, con esta afirmación, provocare las iras de más de un espiritualista partidario de las curas mentales y de la Christian Science, cuyo lema es “dejemos los alimentos a un lado que la mente se ocupará de ello.”
Si bien no puede dudarse de la posibilidad de la cura por el espíritu, no es menos cierto que resulta ridículo ignorar el problema de la alimentación. Los alimentos son tan necesarios como el aire. ¡Porque no dejar de respirar y dejar que la mente se ocupe de ello? El problema es éste: Los adeptos. A esta doctrina ¿comen o no? Y si comen ¿para qué? Ellos responderán que comen porque es necesario para mantener la vida física, pero que es absolutamente indiferente lo que coman, ya sea que se llame “comida” o no.
Pues bien: si es necesario comer, no se ve qué no ha de comerse lo adecuado. Me pregunto si los adeptos a la cura por el espíritu serán capaces de comer basuras y convertirlas, por medio de su mente, en sustancias nutritivas para su cuerpo. Ellos contestarán:
“Las basuras no son alimentos”. ¡Pero cuántas de las cosas que comemos diariamente son apenas más que basuras! Se ignora generalmente, por ejemplo, - aunque muchos investigadores lo han demostrado – que gran parte del “puro trigo” que se vende en América no es sino tusas de maíz molido. Las mezclas que se hacen pasar por “puro trigo” contienen a veces hasta tres partes de los desechos que los cerdos se niegan a comer. Tanto el doctor Ward cómo otros investigadores han comprobado fehacientemente este hecho.
Si es cierto que puede dejarse librado al espíritu el problema de la alimentación, ¿por qué no dejar también al espíritu que el mismo se alimente? El problema es perfectamente simple: si es necesario comer, es necesario también comer los elementos alimenticios adecuados. La alimentación, la respiración y el sueño son leyes naturales. No podemos descuidar ninguna de ellas sin sufrir las consecuencias, por lo menos durante la vida terrena.
Del Maestro Pachofire. marzo 2003.